La Real Academia Española (RAE) ha propuesto que el acento diacrítico que ponemos en sólo cuando significa únicamente, para distinguirlo del solo que quiere decir no acompañado, se suprima. Y que lo mismo se haga en los demostrativos sustantivos. El argumento básico es que el contexto es suficiente para entender el significado de estas palabras, diferente según sea su función gramatical.
La Academia Mexicana de la Lengua (AML) se opone a esta modificación, pues considera que los casos de posible confusión son abundantes y que debe protegerse la claridad de lo que se escribe ante todos los hablantes de la lengua, aun aquellos que tienen una menor preparación gramatical.
Justa presenta aquí los documentos que han intercambiado las dos academias, y que se han hecho llegar a todas las demás academias del español.
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Respuesta a la consulta enviada por el equipo de “Español al día”, de la RAE
En torno a la modificación de la regla ortográfica sobre el uso del acento diacrítico en el sólo adverbial y en los demostrativos sustantivos
La propuesta del equipo de “Español al día”, coordinado por el académico don Salvador Gutiérrez Ordóñez, para la nueva edición de la Ortografía, remitida por la RAE, aduce los siguientes seis puntos, para la supresión definitiva de la tilde diacrítica en el solo adverbial y los pronombres demostrativos:
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I. Uso del diacrítico para la distinción entre homógrafos tónicos y átonos
El documento remitido por la RAE señala:
La tilde diacrítica tiene como función en el sistema acentual del español distinguir entre homógrafos tónicos y átonos [En éste y en los casos siguientes, el subrayado es de la Comisión de Consultas]. Así, se escriben con tilde diacrítica ciertas palabras tónicas que coinciden en su forma con palabras átonas de distinto significado y categoría gramatical (dé, forma del verbo dar, frente a de, preposición; él, pronombre personal, frente a el, artículo, etc.). La oposición tonicidad/atonicidad es, pues, un requisito básico para la aplicación de la tilde diacrítica. Esa oposición no se produce en el caso de solo y los demostrativos, ya que estas palabras son categorialmente tónicas en todas sus funciones (como adjetivos determinativos o como pronombres, en el caso de los demostrativos; como adverbio o adjetivo, en el caso de solo).
Consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
1. Referencias bibliográficas:
Al respecto, la Ortografía de la lengua española, en su edición de 1999 señala:
La tilde diacrítica es aquella que permite distinguir, por lo general, palabras pertenecientes a diferentes categorías gramaticales, que tienen, sin embargo, idéntica forma.
Por su parte, el Diccionario panhispánico de dudas apunta:
Se llama tilde diacrítica al acento gráfico que permite distinguir palabras con idéntica forma, pero que pertenecen a categorías gramaticales diferentes. En general, llevan tilde diacrítica las formas tónicas (las que se pronuncian con acento prosódico o de intensidad) y no la llevan las formas átonas (las que carecen de acento prosódico o de intensidad dentro de la cadena hablada).
2. Como se observa, el primer elemento señalado en ambos textos para el uso de la tilde diacrítica es que las palabras con idéntica forma pertenezcan a categorías gramaticales diferentes.
2.1. Los demostrativos han sido clasificados en las gramáticas del español como pronombres, debido a que históricamente están emparentados con los pronombres personales y constituyen un paradigma cerrado como éstos. De acuerdo con su funcionamiento y sus propiedades combinatorias, los demostrativos pueden ejercer las funciones propias del sustantivo o del adjetivo. Por lo tanto, sintácticamente, pertenecen a categorías gramaticales distintas.
Los demostrativos adjetivos son dependientes del núcleo al que preceden y, por su funcionamiento, delinean el sintagma nominal al identificarlo y situarlo dentro del contexto de la enunciación: esta casa; este libro; aquel niño.
Los demostrativos sustantivos son por sí solos el núcleo del sintagma nominal, pues no necesitan apoyarse en un elemento adyacente. Por su funcionamiento, identifican y ubican una determinada entidad en el contexto: éste es mi padre; quiero ésta; he visto a aquél.
2.2. En cuanto a la palabra solo, ésta puede ser un adjetivo o un adverbio.
2.3. Se trata de dos categorías gramaticales, como se puede consultar en el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, publicado por la Real Academia Española (1973/1999:§1.8.3.):
Determinados monosílabos, prosódicamente acentuados, los escribimos con tilde para diferenciarlos de homófonos suyos, también prosódicamente acentuados, que pertenecen a otra categoría o subcategoría gramatical. Así, los demostrativos sustantivos éste, ése, aquél, y sus femeninos y plurales, suelen escribirse con tilde, frente a los demostrativos adjetivos este (libro), esa (mujer), etc. Las formas neutras de estos pronombres, que tienen exclusivamente categoría de pronombres sustantivos, se escriben siempre sin tilde. Igualmente se suele escribir con tilde el adverbio sólo (= solamente), frente al adjetivo solo”.43
[43 El uso de la tilde es potestativo en los dos casos (éste, ése, etc., y sólo). Es lícito prescindir de ella cuando no existe riesgo de anfibología (regla 16.ª y 18.ª de las Nuevas normas de prosodia y ortografía, que entraron en vigor el 1.º de enero de 1959).]
De acuerdo con lo expuesto, la primera condición señalada por la bibliografía de ‘diferencia categorial’ para el uso de la tilde diacrítica se cumple, tanto en el caso de los demostrativos, como en el sólo adverbial.
La primera consideración de la RAE: “La tilde diacrítica tiene como función en el sistema acentual del español distinguir entre homógrafos tónicos y átonos”, es el segundo elemento a considerar, no el primero.
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II. Oposición tonicidad/atonicidad para la aplicación del diacrítico
El documento remitido por la RAE indica:
Así, se escriben con tilde diacrítica ciertas palabras tónicas que coinciden en su forma con palabras átonas de distinto significado y categoría gramatical (dé, forma del verbo dar, frente a de, preposición; él, pronombre personal, frente a el, artículo, etc.). La oposición tonicidad/atonicidad es, pues, requisito básico para la aplicación de la tilde diacrítica.
Consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
1. La oposición tonicidad/atonicidad no se considera el criterio básico para el uso de la tilde. Ninguno de los dos textos de referencia citados arriba la consideran así. Por otro lado, hay casos excepcionales de homógrafos en los que tal oposición no es determinante para el uso o ausencia de la tilde diacrítica:
El Diccionario panhispánico de dudas expone las siguientes consideraciones:
“Hay algunas excepciones, como es el caso de los nombres de las letras te y de y los de las notas musicales mi y si, que, siendo palabras tónicas, no llevan tilde (al igual que las respectivas formas átonas: la preposición de, el pronombre personal te, el adjetivo posesivo mi y la conjunción si); o la palabra más, que aunque tiende a pronunciarse átona cuando se usa con valor de adición o suma (dos más dos son cuatro) se escribe con tilde.”
aún/aun. Este adverbio oscila en su pronunciación entre el hiato [a – ún] y el diptongo [aun], dependiendo de diferentes factores: su valor semántico, su situación dentro del enunciado, la mayor o menor rapidez o énfasis con que se emita, el origen geográfico del hablante, etc. Dado que no es posible establecer una correspondencia unívoca entre los usos de esta palabra y sus formas monosílaba (con diptongo) o bisílaba (con hiato), es preferible considerarla un caso más de tilde diacrítica.
1.1. Según se observa, las formas tónicas te y de (nombres de letra), así como mi y si (notas musicales) no llevan tilde, aún cuando existen las respectivas formas átonas. Como es sabido, el uso de tilde se ha reservado a las formas tónicas correspondientes a té (‘planta o infusión’); dé (del verbo dar); mí (pronombre personal); sí (adverbio de afirmación).
1.2. Del mismo modo, la palabra más se escribe con tilde, cuando tiene valor de adición, aun cuando su pronunciación sea átona. El uso de la tilde en el adverbio aún, con valor de todavía, no se justifica ni por la categoría gramatical, ni por la oposición tónico/átono con el homófono también adverbial aun, sino por la oposición de significado.
1.3. Prosódicamente, los demostrativos sustantivos tienen un carácter tónico más elevado que los dependientes de un núcleo nominal. Esta diferenciación se advierte también en el sólo adverbial, frente al solo adjetival.
En conclusión: a) La tilde de los pronombres demostrativos podría considerarse un caso más dentro de las excepciones, aun cuando su carácter sea tónico y seguir justificándose en términos de categoría gramatical. b) Prosódicamente, tanto los demostrativos sustantivos, como el sólo adverbial tienen una tonicidad más enfática que los demostrativos adjetivos y el solo adjetivo.
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III. El contexto elimina la ambigüedad
El documento remitido por la RAE anota:
Se da, además, la circunstancia de que los enunciados en los que este riesgo de anfibología es real son escasos y bastante rebuscados. En la mayoría de las ocasiones se desambiguan sin problemas por el contexto o haciendo uso de diversos recursos, como la puntuación (en el ejemplo que se aducía en la Ortografía de 1959-74, la ambigüedad desaparece puntuando bien el enunciado: Los niños eligieron a su gusto: estos, pasteles; aquellos, bombones), el empleo de alternativas (solamente, únicamente, en el caso del solo adverbial) o simplemente utilizando el orden natural de los elementos de la oración en español (resulta antinatural y rebuscado el ejemplo de enunciado ambiguo de la OLE99: Dijo que ésta mañana vendrá –frente a Dijo que esta mañana vendrá– puesto que la manera natural de expresar el primer enunciado sería Dijo que esta vendrá mañana o Dijo que mañana vendrá esta).
Consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
1. En efecto, en la mayoría de los casos, el contexto o la puntuación permiten eliminar la ambigüedad y las anfibologías, así como precisar el significado de buena parte de las palabras de la lengua. Sin embargo, bajo este argumento podrían omitirse los acentos también de los monosílabos y, prácticamente, de todas las palabras homófonas de la lengua española, pues el contexto permite a los hablantes distinguir el significado de, por ejemplo, el artículo y él pronombre personal; tu posesivo y tú pronombre personal: el hombre está corriendo, el está corriendo; tu casa es grande, tu eres grande.
2. En cuanto al orden natural de las lenguas, debe recordarse que los hablantes tienen la posibilidad de emplear distintas colocaciones de las palabras en la oración, según la intención comunicativa. De modo que, pese a considerar ciertos ejemplos antinaturales y rebuscados, lo cierto es que son una posibilidad de la lengua española.
3. Por otra parte, cabe recordar que a formas distintas les corresponden significados distintos. Si bien las formas sólo, solamente y únicamente pueden resultar equivalentes en ciertos contextos, la diferencia entre ellas puede encontrarse en la semántica, la pragmática, por mencionar algunos aspectos, y sus usos pueden estar determinados por factores estilísticos, sociales, dialectales, etcétera. El propio Diccionario de la lengua española proporciona las siguientes definiciones: solo2 o sólo. 1. adv. m. Únicamente, solamente; solamente. 1. adv. m. De un solo modo, en una sola cosa, o sin otra cosa; únicamente. 1. adv. m. Sola o precisamente.
Por lo tanto, si bien el contexto sirve en ocasiones para eliminar la ambigüedad no es un argumento sólido para eliminar el uso de diacríticos. De ser así, podrían eliminarse otros acentos diacríticos. Por otra parte, la variación en el orden de las palabras y el amplio inventario de posibilidades léxicas enriquecen la lengua y potencian su versatilidad expresiva.
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IV. Mantener el diacrítico es una cuestión de tradición e inercia
El documento remitido por la RAE apunta:
Así pues, la resistencia a prescindir de la tilde en el solo adverbial y en los pronombres demostrativos responde más a una cuestión de tradición e inercia que a una verdadera necesidad de los que escriben español.
Consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
1. Conviene hacer patente, como se menciona en la Ortografía de la lengua española, que muchos son los críticos que acuden a las Academias «con mejor intención que acierto, pidiendo u ofreciendo radicales soluciones a los problemas ortográficos o cebándose con fáciles diatribas en el sistema establecido. Entre estas personas bienintencionadas ni siquiera han faltado académicos que hayan presentado propuestas simplificadoras en los congresos de la Asociación de Academias. A todos estos entusiastas, debería recordárseles que ya Nebrija, su más antiguo e ilustre predecesor, quien recuperó para nuestra lengua el principio de Quintiliano, según el cual se debe escribir como se pronuncia, no olvidó en ningún caso que el propio calagurritano había hecho una salvedad: nisi quod consuetudo obtinuerit, y advirtió que “en aquello que es como ley consentida por todos es cosa dura hacer novedad”».
2. Los juicios que regulan hoy el uso de la ortografía del español responden a diversos aspectos etimológicos, de pronunciación, de uso, entre otros, y han sido adoptados por consenso implícito entre los miembros de la comunidad hispanohablante, de modo que responden a una cuestión de tradición.
En conclusión, la tradición ha sido el criterio básico para la formulación y establecimiento de las reglas ortográficas.
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V. En las obras académicas se escriben sin tilde estas palabras
El documento remitido por la RAE anota:
Postular la opción contraria, la de tildar siempre de forma sistemática el solo adverbial y los pronombres demostrativos, resultaría una vuelta atrás difícil de justificar, ya que en las obras académicas se escriben sistemáticamente sin tilde estas palabras desde hace ya mucho tiempo.
Consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
1. Es falsa la afirmación de que en las obras académicas se escriben sistemáticamente sin tilde estas palabras desde hace ya mucho tiempo. Muestra de la vigencia del uso de la tilde diacrítica en sólo y los demostrativos sustantivos son las ediciones conmemorativas del IV centenario de Don Quijote de la Mancha y del 40 aniversario de Cien años de soledad, ambas publicadas por la Asociación de Academias de la Lengua Española, en el 2004 y el 2007, respectivamente, en las que se encuentran, entre otros, los ejemplos siguientes:
Mario Vargas Llosa, en su texto “Una novela para el siglo xxi”, escribe: «de los caballeros andantes, que recorrían el mundo socorriendo a los débiles, desfaciendo tuertos y haciendo reinar una justicia para los seres del común que de otro modo éstos jamás alcanzarían» (pág. xiii).
Francisco Ayala, en “La invención del ‘Quijote’”, apunta: «No sólo don Quijote y Sancho, sino todas las grandes figuras producidas por la poesía –y, junto a ellas otras ficciones efímeras, fruto de artes menores–, gozan de semejante sustantividad» (pág. xxix).
Claudio Guillén, en “Algunas literariedades de Cien años de soledad”, anota: «La aventura tiene lugar ahora mismo, y llegado a ese punto el lector sólo conoce lo acontecido con anterioridad, que es un fragmento del conjunto por conocer» (pág. ci).
El uso de tilde diacrítica de los ejemplos citados no se justifica en términos de anfibología, sino de tradición ortográfica. Y son muestra de que no todas las obras de la RAE tienen como uso sistemático la supresión de ella.
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VI. Argumentos para la supresión de la tilde basados en autoridades
El documento remitido por la RAE sostiene:
Además, esta solución ha sido ya defendida y aplicada en su escritura por muchos autores y ortógrafos. A modo de ejemplo citaremos lo que a propósito de solo dice Manuel Seco en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua: «En realidad, la ambigüedad no tiene por qué presentarse nunca, porque el contexto la resuelve en cada caso de la misma manera que resuelve habitualmente las restantes ambigüedades posibles del habla. Por consiguiente, al ser potestativo el uso de la tilde en el adverbio solo, lo más recomendable es atenerse a la norma general de no ponerla». Y uno de los autores que más ha escrito sobre ortografía del español, Martínez de Sousa, también defiende la supresión definitiva como la solución más adecuada.
Consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
1. El uso de tilde diacrítica en los pronombres demostrativos y la palabra solo no puede justificarse a partir de dos autoridades en el tema de ortografía, pues existen varios académicos, escritores, lingüistas, intelectuales destacados, etcétera, que mantienen su uso y que pueden considerarse igualmente acreditados.
2. En cuanto a la consideración de Manuel Seco en torno a que el contexto resuelve las ambigüedades, remitimos al apartado III (supra).
3. Consideramos que los argumentos para la conservación o supresión de la tilde diacrítica en los pronombres demostrativos y la palabra solo deben darse en torno al uso y funcionamiento de la lengua española.
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Otras consideraciones de la Comisión de Consultas de la AML:
Mantener las irregularidades en la lengua, en este caso la acentuación de los demostrativos sustantivos y el adverbio sólo da individualidad a la palabra. Asimismo, el control de irregularidades trae consigo prestigio lingüístico.
Desde un punto de vista didáctico, consideramos que el mantenimiento de la regla ortográfica del acento diacrítico en el adverbio sólo y en los pronombres demostrativos es una herramienta que, junto con las grafías, por ejemplo, permite entender que dos palabras pueden tener igual forma pero distinta función o significado. En este sentido, la tilde es una marca clara y un recurso para la enseñanza de la lengua y de las distintas funciones gramaticales.
La Academia Mexicana de la Lengua propone que para evitar la confusión histórica en el uso de la tilde diacrítica en el adverbio sólo y en los demostrativos sustantivos su empleo deje de ser potestativo y sea prescriptivo.
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Felipe Garrido, “¿Solo o sólo? ¿La Real Academia Española o la Academia Mexicana de la Lengua?”, en Justa, de lector a lector, número 7, noviembre de 2009, en http://www.justa.com.mx/?p=16841 y http://www.justa.com.mx/?p=16845